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Profesor residente de Filosofía Social, Universidad Francisco Marroquín. Guatemala, Centro América.

lunes, 6 de octubre de 2008

¿Qué efectos tendrá en América Latina la crisis estadounidense?


Ahora que al panorama de lo que ocurre en los Estados Unidos se agrega la erogación de 700 mil millones de dólares del erario público para "superar" la crisis, surgen otras preocupaciones. Ejemplo: ¿Qué ocurrirá en América Latina? ¿Qué impacto tendrá todo aquello en nuestro medio?

A pesar de la reticencia de Sir Karl R. Popper a aventurar predicciones sobre el futuro en el terreno de las ciencias sociales algo podemos tratar de visualizar. Es claro que, para no contrariar a Popper, estas consideraciones no deben tomarse como una especie de adivinación (cosa que el filósofo austriaco decía que había que dejar en su respectivo lugar: la feria) sino como probables consecuencias de las acciones ejecutadas en el país del norte.

Primero, dejemos en claro que las repercuciones en América Latina dependerán del comportamiento de los agentes económicos en Estados Unidos.

El paquete a discutir en el Senado incluye ciertas exclusiones al incremento de impuestos que se avecina. Esas exclusiones, como siempre, tienen un enorme tinte político pues algunas tienen que ver con industrias radicadas en el Estado de algunos Senadores ponentes. Otras son exclusiones ridículas como dejar fuera de la lista los arcos utilizados por niños para practicar tiro con flecha y arco.

Pero el paquete impositivo anunciado para obtener los fondos del "salvataje" ya ha comenzado a afectar industrias, fábricas y negocios; aparte de reorientar la conducta de los consumidores en general.

Solamente la General Motors ha anunciado que experimenta un 34% de baja en las ventas y la Toyota ha declarado que sufre una reducción del 32%. Muchas otras compañías están experimentando una baja en las ventas y contratos como las compañias involucradas en la telefonía celular. Si a todo esto agregamos el tener que pagar más impuestos, tenemos ya una tenaza capaz de apresar a algunos negocios drásticamente y llevar a otros al ahogamiento.

Una primera medida a tomar sería el recorte en la plantilla de trabajadores y un aumento en la tasa de parados.

Otra podría ser un recorte en el consumo de bienes de producción o materias primas y de bienes terminados cuya elaboración se encuentra en nuestras latitudes. En este caso los precios del cobre chileno, verbigracia, podrían venirse abajo afectando la economía de ese país. Las maquilas que procesan productos para el mercado norteamericano podrían ver reducida la demanda procediendo a despedir trabajadores y, eventualmente, a cerrar operaciones. En este espíritu probablemente los más sufridos podrían ser aquellos países cuyos gobernantes vociferan que esta crisis es el fin del capitalismo. ¿Por qué? Porque si sólo con los precios elevados del petróleo los consumidores en el mundo entero nos apretamos el cincho para no gastar tanto en combustible e hicimos caer los precios del crudo, con esta crisis norteamericana el consumo de petróleo se verá profundamente afectada pues Estados Unidos es un gigantesco consumidor de derivados del crudo. Esto podría mantener los precios del petróleo en el 2009 por debajo de los 90.00 dólares. Esto no beneficia a Chávez, por ejemplo, que con los precios por arriba de los 140.00 dólares por barril de crudo, se dedicó a "regalar" petrodólares a cambio de favores politicos y compadrazgos alrededor del mundo. Recibir de vuelta todo ese dinero será muy difícil, por no decir imposible.

Pero la conducta del consumidor norteamericano también repercutirá en la afluencia de turistas a estas tierras de sol, lagos y montañas que constituyen el subcontinente latinoamericano. De modo que todos los negocios que giran alrededor de la industria sin chimineas se verán afectados.

Por último, no puedo dejar de mencionar el flujo de dólares que ha mantenido vivo el consumo de bienes y servicios en nuestro medio: La remesas se verán afectadas por las dificultades a que se enfrenta el mercado en los Estados Unidos.

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